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EL BASILISCO: LA MIRADA MORTAL

La evolución etimológica de “basilisco” se encuentra en el latín basiliscus, que a venía del griego βασιλίσκος basilískos: «pequeño rey») El basilisco, procedente de la mitología griega, ha sido representado tradicionalmente como una serpiente de pequeño tamaño y, a su vez, era considerado el rey de las serpientes. El basilisco siempre aparece caracterizado por rasgos reptilianos y en algunas épocas se le ha representado con una cresta que en forma de corona o diadema. Por otro lado, se señalaba que pudo formarse con la intervención de una gallina y un sapo. En relación a su nacimiento se planteaba que el huevo del que nace era de gallina, pero empollado por un sapo y, de la misma forma, de forma inversa. Así pues, Plinio el Viejo expresó que el basilísco procedía de Cirene y poseía la capacidad de matar con la mirada, así como de hacer perecer a la flora y agrietar las piedras. Sin embargo, se consideraba  expulsaba fuego por la boca y envenenaba el agua, pero si esta criatura se veía en el reflejo de un espejo se moría al matarse a sí mismo. Otro forma de acabar con el basilisco era con el canto del gallo, ser que provocaba pavor en éste, y con el olor de la comadreja, pero que también mataba a esta última.

En el siglo XVI, en líneas generales, no se dudaba de la existencia del basilísco ni de sus cualidades, sino que eruditos y doctores buscaban la razón de su “veneno visual” y su curioso nacimiento. En el mundo occidental se difundían noticias sobre las calamidades provocadas por dicha bestia. También era común poseer falsificaciones de basilisco disecados que se confeccionaban fusionando un pez ángel y una raya. Esto se conoce por los grabados del periodo donde aparecen representados. En la literatura española del siglo de Oro encontramos alusiones al basilisco, concretamente comparaciones entre la mirada de la amada y la del basilisco. Autores como Lope de Vega, Cervantes o Quevedo hacen referencia a esta criatura en sus obras.

En esta época encontramos relatos donde interviene la figura del basilisco, como, por ejemplo, el nacimiento de un basilisco en Lima que predijo el Tsunami que asoló el Puerto del Callao y perjudicó gravemente la ciudad de Lima. Como se puede apreciar en la Edad Moderna esta bestia, al igual que otras criaturas, estuvo presente en los conocimientos populares hasta pleno siglo XVII. Con la obra naturalista de Jan Johnston, Historiae Naturalis, donde se incluyen tanto animales auténticos como imaginarios, se inicia la distinción entre los dos tipos de animales. A inicios del siglo XVIII hubo una gran disputa sobre la veracidad de la capacidad para matar con la mirada. Dicha polémica fue iniciada por el rechazo de Feijoó a esta idea. Aunque la controversia se frenó en 1750 por el mandato real de Fernando VI, el pueblo continuó creyendo en el basilisco y sus perversas características hasta casi una centuria más tarde.

Posteriormente, con la llegada de la razón se gira hacia el rigor científico y los saberes acerca de los seres vivos se estudian con una mirada más crítica.

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Bailisco. Ríos, E. J. (2021). Bestiario de la Mitología Griega, España: Semper Eadem Ediciones, p. 232.

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