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La esfinge, de ser maligno a ángel guardián

Para los griegos, la esfinge era una criatura temible. Con rostro y busto de mujer, cuerpo de perro, patas de león, cola de dragón y alas de ave, esta quimérica criatura solo podía augurar destrucción y mala suerte.

Sobre el origen de las esfinges, encontramos mucha discusión ya con los griegos. Hesíodo, en la Teogonía, afirma que es la hija de la Quimera y de Ortro, el hermano de Cerbero. Laso de Hermíone dice que es la hija de Equidna y Tifón. Hay quienes también afirmaron que era la hija de la Quimera y Tifón.

Aunque vemos que muchos autores trataron a la esfinge como una criatura única y de ascendencia divina, encontramos muchos otros que pensaban que era un animal más. Plinio el Viejo, quizá el más relevante, indica que son naturales de Etiopía, y que el color de su pelaje es pardo rojizo.

Esta criatura ha protagonizado varias leyendas. Una cuenta cómo fue enviada a Tebas por Hera, Dionisio, Ares y Hades para tomar venganza por diversas afrentas cometidas contra los dioses. Otra leyenda, mucho más conocida, cuenta cómo la esfinge, tras aprender el arte de los acertijos de manos de las musas, empezó a proponer cierto enigma a todo aquel que se cruzara en su camino. Solo Edipo pudo resolverlo, derrotando a la esfinge y convirtiéndose en regente de Tebas.

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Aunque la esfinge pasaría desapercibida para muchos europeos durante la Edad Media (con algunas excepciones, por supuesto, como su descripción por Alberto Magno), en la Edad Moderna el interés por esta criatura experimentaría un pico muy notable. Este súbito interés se daría gracias al hallazgo, en Roma, de la Domus Aurea, el palacio del emperador Nerón. Aquí se encontraron varios modelos escultóricos de esfinges que resucitaron el interés por la misma. La llegada de la imagen de esta criatura a Francia popularizaría en el arte la imagen de la esfinge francesa, a la que se le añadieron una cofia y varias joyas, y en la que se basará Covarrubias para su entrada dedicada a este ser en su bestiario.

 

Este interés alcanzaría su mayor exponente en el siglo XVIII d.C. En este siglo tendría lugar su sincretización con la esfinge egipcia, dando lugar a una nueva criatura, si bien físicamente igual, totalmente diferente en espíritu. La esfinge de la Edad Moderna se aleja de los presupuestos malignos y fatales de los griegos, y toman la esfinge como una guardiana del conocimiento. Debido a esto, las primeras organizaciones masónicas del siglo XVIII d.C. empezaron a usarla, primero en sus escritos, y más tarde en sus templos.

Esfinge del Palacio Belvedere de Viena.j

Esfinge del Belvedere de Viena. Se puede apreciar que va mucho más arreglada que la griega. Siendo francesa, no podía ser menos.

Tomado de https://trinitysnape.blogspot.com/2016/08/seres-mitologicos-esfinges.html.

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