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Hipogrifo, entre el caballo y el águila

Esta criatura híbrida; caballo alado con cabeza y miembros anteriores de águila con poderosas y afiladas garras, es evocada en la obra clásica Eglogas del romano Virgilio, pero es posible que el origen de su figura se remonte a la cultura persa, concretamente al Simurgh y el grifo.

           

Si bien este animal fue también tratado en época medieval con los merovingios, fue Ludovico Ariosto en Orlando furioso (1516/1532) quien, a través de este poema épico de caballería, describía al hipogrifo (o ippogrifo según Ariosto) como un ser fruto del una yegua y un grifo.          

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En lo que respecta a sus habilidades, se describe al hipogrifo como un ser extremadamente veloz e inteligente, más que el águila o el halcón; y con reacciones muy impulsivas e incontroladas. La evidencia más clara acerca de este carácter tan imprevisible es que consigue llevar a Astolfo, representado en la ya mencionada obra, a la luna. La capacidad del hipogrifo para volar por el mundo permitió que el paladín Ruggiero lograra salvar a Angélica montado sobre el lomo de dicho animal.              

Ilustración del Orlando furioso, grabado sobre madera, 1566, Montpellier, Médiathèque centrale d’agglomération Émile Zola. Tomado de Bestiario de la Mitología Griega (2021), de E. J. Ríos, pp. 34. ENLACE.

Varias interpretaciones acerca de esta obra defienden que se apoya, principalmente, de la lectura de las obras clásicas. Así pues, el hipogrifo sería el equivalente de Pegaso, Angélica se correspondería con la figura de Andrómeda y, del mismo modo, Ruggiero sería Perseo.

 

En suma, el hipogrifo, varias veces confundido con el grifo, mantuvo su influencia desde las obras clásicas hasta las neoclásicas, siendo este ser un ejemplo de hibridismo entre un animal ‘real’ y otro mitológico.

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En el s. XVII, esta temática del hipogrifo y Orlando furioso se mantuvo, como ejemplifica Angélica y Ruggiero (1840) de Cecco Bravo. ENLACE.

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La influencia de Orlando furioso y del hipogrifo se extendió también hasta el Neoclasicismo, como muestra esta obra de Ingres, Ruggiero salvando a Angélica (1839). ENLACE.

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