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El narval, el unicornio del mar

Plinio en su Historia Natural, Olaus Magnus en Historia de gentibus septetrionalibus, Rondelet en Libri de Piscibus marinis y Belon en La natura et diveristé des poissons y en De Aquatilibus afirmaban que el entorno marino es un espacio muy rico para crear monstruosidades. Dentro de estos especímenes, considerados subdesarrollados, se encontraban también aquellos seres marinos que tuvieran cierta semejanza con un animal terrestre.

Un ejemplo de estas deformidades tratadas por autores clásicos y modernos es el narval. Debido al 'cuerno' que tiene en la cabeza, que en la actualidad se sabe que en realidad se trata de un diente, era considerado como el homólogo marino del unicornio entre los ss. XVI-XVII.

Como apuntaba Olaus Magnus sobre el narval, al que denominaba como Monocerote, en su obra Historia de gentibus septetrionalibus (1555): "El monocerote es un monstruo marino que tiene en su frente un cuerno máximo, capaz de penetrar en las naves y destruirlas, y también puede llegar a destruir una multitud de hombres."

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Versión ORIGINAL en: Liber XXI. De piscibus monstrosis - Cap. XIII. De monstroso Pisce in littore Septentrionalis Angliæ M. D. XXXII. reperto - Cap. XIIII. De Xiphia, Monocerote, & Serra. Enlace (p. 743) y Enlace (p. 744).

Este ‘cuerno máximo’ del narval descrito por Magnus mantiene una estrecha relación con el unicornio. Este último animal mitológico fue estudiado en la Antigüedad; Plinio el Viejo aseguraba la imposibilidad de que estos seres fueran capturados vivos. No obstante, algunos estudiosos aseguran que Plinio se estaría confundiendo con un rinoceronte.

En cualquier caso, los estudios sobre los unicornios continuaron a lo largo de la Edad Media, afirmando que este tenía poderes mágicos gracias a su cuerno y, por ese motivo, Europa se embarcó en la búsqueda y obtención de dichos cuernos, contando además que el unicornio comenzó a quedar vinculado con la pureza femenina y la castidad.

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El Jardín de las Delicias (1500-1505) de El Bosco. En el detalle de la derecha, es apreciable que el unicornio formaba parte del imaginario mitológico de la Edad Moderna. Enlace.

Resulta paradigmático que los unicornios estén representados cerca del agua: los europeos, al encontrarse con tales piezas en las costas, afirmaban que se trataba del cuerno del unicornio, aunque lo cierto es que realmente pertenecía al narval. De esta forma, se acabó configurando una red comercial en torno a la adquisición de este objeto tan preciado, considerado dotado de atributos medicinales y afrodisiacos.

 

En otras palabras, el cuerno (o mejor dicho ‘diente’) del narval fue entendido como un vestigio del unicornio y, por tanto, se acabó convirtiendo en una reliquia codiciada por las más altas autoridades.

Izquierda: Carta Marina (1539) de Olaus Magnus. El círculo amarillo es el Narval o el unicornio marino. Derecha: detalle del narval en la Carta Marina. Enlace.

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