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El pez-obispo y el pez-monje, los peces 'religiosos'

En efecto, la época moderna retomó diversos elementos de la Antigüedad en lo que respecta a al mundo de las monstruosidades y la mitología; sin embargo, lo cierto es que el propio imaginario moderno propició la creación de otras monstruosidades que se alejaban en cierta medida de la Antigüedad y que, a su vez, respondían al contexto político-cultural de la Edad Moderna.

 

El paradigma de este fenómeno se encuentra en el pez monje y en el pez obispo. Ambos peces fueron estudiados con mayor detalle por Conrad Gessner y Olaus Magnus en el contexto de ruptura de la cristiandad entre protestantes y católicos y la Contrarreforma, aunque autorers como Peucer, Belon, Rondelet, Aldrovandi y Antonio de Fuentalapeña estudiaron a estos seres.


 

 

Siguiendo con los dos primeros autores indicados, Gessner dudaba de la existencia de estos peces antropomorfos y la representación que había hecho de estos el obispo Olaus Magnus; sin embargo, Gessner, protestante, afirmaba que este tipo de monstruosidades representadas por Magnus, católico, era una expresión de la propia monstruosidad del pensamiento católico. En otras palabras, los monstruos pasaban a convertirse en un modelo de propaganda y de ataque en ambas facciones cristianas.

En lo que respecta al estudio del pez monje, según Kaspar Peucer en su obra Commentarius de praecipuis divinationum generibus (1553) llevaba una “coronae monachorum “y “vestita suo exprimebat monachum”. Lyconsthenes en su obra indicó que el descubrimiento de este pez, al que describía como un ser que llevaba un hábito de monje, debía situarse en 1546 en las costas danesas, como también apuntaron estudios de Gesnner y Olaus Magnus; sin embargo, Rondelet afirmaba que el hallazgo de este pez debía situarse en Polonia.

"Pez Monje" de Gessner en Icones animalium aquatilium in Mari et dulcibus aquis, 1560. Tomado de Flores de la Flor (2010): ENLACE, pp. 158.

Por otra parte, en lo referente al pez obispo, Rondelet y Belon situaban su descubrimiento en las costas polacas en 1531, cuya forma la identificaba con un obispo debido a que ostentaba la mitra, el roquete y guantes.

 

Asimismo, cabe mencionar que la población no solamente corroboraba dichas afirmaciones sobre la vestimenta del pez obispo sino que, además, aseguraban que el pez obispo arrastraba a los hombres hacia las profundidad, denotando así el carácter destructivo de este monstruo. No obstante, cabe señalar que este comportamiento no solo se encuentra en el pez obispo, como han ejemplificado también las sirenas.

 

Si bien el área geográfica tratada ha sido el Norte de Europa, en el ámbito español también se desarrollaron diversos estudios sobre los peces antropomorfos: en las Relaciones de sucesos, se habló en 1608 sobre un individuo que, al ser maldecido por su padre debido a que quería pasarse largas estancias bañándose, a la edad de 10 años se convirtió en un pez.

 

Siguiendo en esta línea, fue el Padre Feijoo, en su obra Teatro Crítico Universal, quien abordó y desarrolló la leyenda gestada en 1679 sobre el Pez de Liérganes, apodo de Francisco de la Vega Casar.  

"Pez Obispo" de Gessner en Icones animalium aquatilium in Mari et dulcibus aquis, 1560. Tomado de Flores de la Flor (2010): ENLACE, pp. 158

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